Estoy
harto de hacer las compras. Estoy parado en la fila del supermercado. Miro mi
celular, ya pasaron diez minutos y no puedo pagar las compras. Creo que llevo
todos los productos de la lista. Siempre agrego cosas que no anotamos. Miro a
mi alrededor. La gente llena los carritos con papel higiénico. Suspiro. No me
agrada hacer las compras. Estoy parado cerca de la caja, a dos personas por
cobrar y llegará mi turno. Particularmente no me agrada ir al supermercado. Veo
una caja de bombones en la góndola de golosinas. Están puestas a propósito,
para que los clientes se tienten y lleven golosinas, o para que los niños
lloren a sus padres por algún dulce. Odio las filas, los espacios llenos de
gente, la espera sin sentido. – Disculpe señora, pase. – digo amablemente. Cuando
estoy de buen humor suelo ir a al supermercado con mi pareja. Miro la caja de
bombones nuevamente, no está cara. Disfruto de hacer las compras con ella.
Jugamos, damos vueltas, y vueltas por los pasillos. Planeamos nuestras comidas
semanales. Imaginamos almuerzos o cenas. Casi siempre terminamos llevando los
mismos productos. Recuerdo no haber comprado pollo. Aunque a decir verdad no me
gusta el pollo del supermercado, siempre está congelado. Ser un adulto
independiente, tiene sus ventajas. Podes comprar y darte pequeños lujos o
gustos. Voy a comprar el pollo en la carnicería de la vuelta. En los tiempos
que corren, darse gustos es un lujo. Disfruto mucho de nuestros lujos. Nos
regalamos productos sin sentido. Ella adora el chocolate, a veces le llevo una
caja de bombones. A ella le gusta cocinarme, casi siempre me lleva una caja de
bizcochuelo. Llevo una caja de bizcochuelo, sé que disfrutará de hacerlo.
Disfrutamos de vernos sonreír. Ver la alegría del otro por nimiedades. Son
pequeños mimos, gustos o lujos. La riqueza se aloja en la sonrisa del otro.
Llevo la caja de bombones. Es mi turno de pagar.
Cae el atardecer en estos primeros días de abril, un sol rojizo se posa sobre las montañas y unas esponjosas nubes a su alrededor lo rodean, como su fuesen unas mantas que cobijan a un niño antes de dormir. Estoy parado en el patio del frente tirando la yerba usada en la mañana. Hace unos minutos que me desperté. Duermo a des hora, como tarde, no tengo rutinas, es todo un gran domingo. Contemplo el paisaje, disfruto de la desolación. En donde vivo, no hay muchas casas alrededor. Es un barrio en crecimiento. Hay mucha gente humilde. Calle de tierra, terrenos amplios, animales de granja, perros callejeros, a 50 metros una chacra con maíz, son algunas de las cosas que componen el paisaje. Mis vecinos casi no existen, al menos no los veo o si los veo los ignoro. Estoy por entrar, estoy pensando en tomar mate, leer y escuchar música. Tengo que ponerme al día con mi trabajo, con mis tareas académicas, con mis pasatiempos. Esta cuarentena ha socavado en mi tiempo como si estuviese en pa...
A veces me pregunto que es lo que estaras haciendo cuando no te veo... y luego veo esto... estas aqui escribiendo, conmigo, unido a mi con tus pensamientos. Te amo
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